Hasta los abogados bisoños o los más flojos estudiantes de Derecho sabían que la «ley de quiebra criolla» sería declarada inconstitucional en el foro federal, pues el Gobierno de Estados Unidos «ocupó ese campo» hace mucho tiempo, es decir, se reservó esa jurisdicción. De no ser así, habría 50 leyes de quiebras, algo que, claramente, sería insostenible en un sistema político federado. Si no puede haber 50, menos podría haber 51, siendo la adicional la de la colonia en el Caribe.
Ocurre, sin embargo, que en el delirio y la enajenación hijos del coloniaje, algunos olvidan cuestiones elementales del Derecho de Estados Unidos que ellos «atesoran» y defienden, como parte de la peregrina tesis de «lo mejor de dos mundos». Por ello, suscriben la quimera del «pacto» con Estados Unidos en 1952, y embriagados con ese embuste, postulan, sin sonrojarse, que Puerto Rico tiene soberanía en ciertos asuntos internos. De ahí que se embarquen en fiascos como el de la ley de quiebra criolla.
Lo cierto es que ni siquiera los 50 estados son «soberanos». No lo pueden ser, mientras exista la Cláusula de Supremacía en la Constitución de Estados Unidos. Los estados tienen cierto grado de autonomía, que cada día se ve más reducida por una creciente jurisdicción federal. Si eso es entre ellos, que son blancos, pero no se entienden del todo, qué va a ser para esta colonia, que «pertenece a, pero no es parte de» Estados Unidos.
sábado, 7 de febrero de 2015
viernes, 6 de febrero de 2015
Latín de latón
Para ser una «lengua muerta» el latín está muy presente en nuestra habla y escritura. Hay en sus palabras y frases un mundo de significados y referencias muy útiles. Pero, si no se tiene cuidado, se incurre en errores muy frecuentes, producto de la confusión y el desconocimiento.
Por ejemplo, para referirnos a un cálculo, estimado o medida aproximada, es común decir «a grosso modo», mas, lo correcto es grosso modo, sin la preposición «a». Cuando muchos quieren hablar de que un acto se realiza a instancia propia, sin que se haya solicitado, usan la frase «motu propio», pero debe ser motu proprio. Y si de hablar de la situación actual se trata, la gente emplea «status quo», que en inglés está bien, pero no en español, en el cual se dice statu quo.
En fin, tengamos cuidado y verifiquemos estos y otros términos en latín, no sea que, en nuestro afán por impresionar con nuestro conocimiento, logremos todo lo contrario.
Por ejemplo, para referirnos a un cálculo, estimado o medida aproximada, es común decir «a grosso modo», mas, lo correcto es grosso modo, sin la preposición «a». Cuando muchos quieren hablar de que un acto se realiza a instancia propia, sin que se haya solicitado, usan la frase «motu propio», pero debe ser motu proprio. Y si de hablar de la situación actual se trata, la gente emplea «status quo», que en inglés está bien, pero no en español, en el cual se dice statu quo.
En fin, tengamos cuidado y verifiquemos estos y otros términos en latín, no sea que, en nuestro afán por impresionar con nuestro conocimiento, logremos todo lo contrario.
jueves, 5 de febrero de 2015
En mayor o menor grado
Cada cierto tiempo, surge la propuesta para aumentar o disminuir la edad a la que se alcanza la mayoridad. Entonces se esgrimen los más variados argumentos para bajarla o subirla. Ciertamente, se trata de una apreciación muy subjetiva acerca de la capacidad del individuo común y corriente para manejar responsablemente sus asuntos y responder por ello legalmente. Por supuesto, hay jóvenes muy maduros, y adultos muy inmaduros, pero, en algún sitio hay que «tirar la raya».
Claro está, nunca ha habido una sola edad umbral para acceder a ciertos deberes, derechos o privilegios. Baste recordar que a los 16 años se puede tener licencia para conducir un vehículo de motor, y a los 18 años licencia para matar en las fuerzas armadas de, en nuestro caso, Estados Unidos. No obstante, para la inmensa mayoría de los negocios jurídicos, hace falta tener 21 años o la autorización parental o del tutor.
Reducir la edad de la mayoridad a 18 años plantea el problema de la posibilidad de terminar a esa edad el deber alimentario de los padres, a menos que pueda resultar en un desamparo para muchos que todavía no están en posición de procurarse el sustento sobre todo en una economía tan frágil como la que se vive. Ello ha llevado a considerar legislar la extensión de ese deber hasta los 21 años. La realidad es que se ha reconocido jurisprudencialmente que existe el deber paterno de continuar pagando por estudios iniciados mientras se es menor de edad, algo que cubriría hasta los 22 años, edad en la que terminan la mayoría de los bachilleratos o los 23 años, en el caso de la arquitectura y las ingenierías. Como cuestión de hechos, el estudio y el trabajo es la realidad de muchos jóvenes para sostenerse antes y después de la mayoridad, sea la que sea.
Claro está, nunca ha habido una sola edad umbral para acceder a ciertos deberes, derechos o privilegios. Baste recordar que a los 16 años se puede tener licencia para conducir un vehículo de motor, y a los 18 años licencia para matar en las fuerzas armadas de, en nuestro caso, Estados Unidos. No obstante, para la inmensa mayoría de los negocios jurídicos, hace falta tener 21 años o la autorización parental o del tutor.
Reducir la edad de la mayoridad a 18 años plantea el problema de la posibilidad de terminar a esa edad el deber alimentario de los padres, a menos que pueda resultar en un desamparo para muchos que todavía no están en posición de procurarse el sustento sobre todo en una economía tan frágil como la que se vive. Ello ha llevado a considerar legislar la extensión de ese deber hasta los 21 años. La realidad es que se ha reconocido jurisprudencialmente que existe el deber paterno de continuar pagando por estudios iniciados mientras se es menor de edad, algo que cubriría hasta los 22 años, edad en la que terminan la mayoría de los bachilleratos o los 23 años, en el caso de la arquitectura y las ingenierías. Como cuestión de hechos, el estudio y el trabajo es la realidad de muchos jóvenes para sostenerse antes y después de la mayoridad, sea la que sea.
miércoles, 4 de febrero de 2015
Jerga sin errores
En la redacción ha de tenerse en cuenta si se escribe sobre un ambiente profesional, de un oficio o de una ocupación con unas formas particulares de referirse a los asuntos que les son propios. Es lo que se conoce como la jerga o, su primo más fino, argot de los que se desempeñan o laboran en un quehacer. En ella puede tratarse de palabras acuñadas especialmente para trasmitir un contenido exclusivo de una actividad o términos con un significado general aplicado a ella de forma especial.
Pongamos por caso unos términos beisboleros. Los vocablos inatrapable o incogible -- inexistentes en español -- son de uso frecuente para referirse a los batazos que -- en general -- pasan limpiamente por el campo de juego y permiten que los corredores avancen. Por otro lado, la voz sacrificio, cuyas acepciones son de conocimiento general, tiene en la jerga beisbolera el significado de batazo que por su cortísima o larga extensión, aunque atrapado, permite adelantar o incluso anotar a un corredor.
Como puede verse, hay que conocer de lo que se habla o escribe para hacerlo con propiedad y corrección.
Pongamos por caso unos términos beisboleros. Los vocablos inatrapable o incogible -- inexistentes en español -- son de uso frecuente para referirse a los batazos que -- en general -- pasan limpiamente por el campo de juego y permiten que los corredores avancen. Por otro lado, la voz sacrificio, cuyas acepciones son de conocimiento general, tiene en la jerga beisbolera el significado de batazo que por su cortísima o larga extensión, aunque atrapado, permite adelantar o incluso anotar a un corredor.
Como puede verse, hay que conocer de lo que se habla o escribe para hacerlo con propiedad y corrección.
martes, 3 de febrero de 2015
Una condena «de a verdad»
Quizá sea porque la corrupción allá es de las mayores en Europa, pero, de todas maneras, Rumanía ha dado un buen ejemplo, al condenar a 22 años de prisión a un juez que aceptaba sobornos de personas adineradas para fallar a su favor. No solo eso, sino que le han confiscado un auto de lujo y fondos.
Curiosamente, al juececito de acá ya convicto pero en espera de sentencia solo le pondrán echar 10 años los federales, que «se comen los niños crudos» en esto de perseguir a los corruptos.
En fin, en este ejercicio de derecho comparado, los americanos no salen muy bien parados...
Curiosamente, al juececito de acá ya convicto pero en espera de sentencia solo le pondrán echar 10 años los federales, que «se comen los niños crudos» en esto de perseguir a los corruptos.
En fin, en este ejercicio de derecho comparado, los americanos no salen muy bien parados...
lunes, 2 de febrero de 2015
Una buena influencia
A veces, a la hora de hablar o escribir sobre la intervención en el ánimo propio o ajeno con algún fin, se puede producir cierto titubeo entre influenciar e influir. Pues, no debe ocurrir porque pueden usarse ambas. Por supuesto, según se escoja, así habrá que conjugar el verbo. Si se opta por el primero, se conjuga como «anunciar», por lo cual se diría influenció, por ejemplo, y si se selecciona el segundo, la conjugación es como la de «construir», por lo que se diría influyó, en su caso. En uno u otro caso, su acción y efecto es influjo.
domingo, 1 de febrero de 2015
Constitucionalismo canadiense
La canadiense es una sociedad de avanzada y progresista en muchos renglones de su vida colectiva. Ahora, su estado de derecho acaba de dar un paso importante para reafirmar su compromiso con las reivindicaciones de los derechos de los trabajadores, pues el Tribunal Supremo de Canadá ha sostenido el derecho a la huelga, aun de los empleados en «servicios esenciales». De esta manera, el Tribunal reconoció que excluir a dichos empleados del derecho a la huelga los priva de un proceso de negociación colectiva genuino, toda vez que, sin esa opción, la negociación colectiva queda desprovista del elemento que le da el mayor poder de regateo a los trabajadores en una relación eminentemente desigual con sus patronos.
Hombre, que no hay que tener un doctorado en Derecho para ver lo justo de este planteamiento. Lo que hay que tener es sensibilidad moral y solidaridad social para interpretar las normas constitucionales.
Hombre, que no hay que tener un doctorado en Derecho para ver lo justo de este planteamiento. Lo que hay que tener es sensibilidad moral y solidaridad social para interpretar las normas constitucionales.
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