Hoy se celebra en algunos círculos el Día Internacional contra el Fascismo y el Antisemitismo, inspirado en los sucesos de esta fecha en 1938 conocidos como la «noche de los cristales rotos», de ataques a las personas y propiedades judías en la Alemania nazi. Aquello fue el comienzo de la campaña de exterminio que ha pasado a la historia como el Holocausto.
El fascismo ha tenido muchos avatares desde entonces; distintos acentos y uniformes, pero siempre se distingue por la intolerancia de la diversidad y su uso del poder del Estado para eliminar a los «indeseables». Es una inclinación que está presente en toda sociedad, presta a manifestarse cuando se le conjura por boca de demagogos. A partir del 11 de septiembre de 2001, algunas democracias formales han manipulado el estado de derecho para incorporar el fascismo a su ordenamiento jurídico, disimulándolo como medidas antiterroristas.
Por eso, hoy y todos los días tienen que ser el de luchar contra el fascismo.
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