lunes, 12 de julio de 2010

Con eso no se juega.

Aceptando como cierta la versión del hijo de la víctima, sobre la naturaleza accidental de la muerte de su padre a manos de su amigo alguacil, ello no libra a éste de toda culpa.  Me parece que algo de negligencia - y posible ilicitud - hay en haber accedido a desenfundar el arma para mostrársela a su amigo, aunque se propusiera descargarla y retenerla en sus manos.  Es ello lo que da lugar a que la víctima ejecutara la «broma» que le costó la vida.  Véase que no se trata de que su amigo le sacó el arma de la baqueta, sino de que el alguacil es quien la extrae, y con ello propicia lo que se ha catalogado preliminarmente como un «incidente desgraciado».

Por su parte, la víctima demostró muy poco criterio y falta de seriedad.  Su petición de ser velado dentro de una ambulancia así lo confirma.

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