martes, 26 de mayo de 2009
Ni tan poco ni tanto
De primera intención, me parece bien que se alargue el plazo para que se pueda impugnar la paternidad; tres meses luce como un término muy breve para hacer lo que, en algunos casos, puede ser algo que hay que pensar muy bien. Lo de que se tenga hasta un año para realizar esta gestión parece excesivo. De ordinario, no se quiere cargar con un muchacho ajeno, pero «hay razones del corazón que la razón no entiende», y ello puede llevar a que se asuma una paternidad ajena. Creo que, con todo, seis meses debe ser suficiente para que el interesado efectúe la introspección necesaria para decidir lo que quiere hacer en trance tan trascendental.
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