Abusamos del uso de la preposición «de». En un anuncio de una empresa de telefonía móvil se dice: «Te damos más razones para que mamá te quiera
de gratis.» Bastaba con decir «gratis», cosa que una buena madre siempre hace. En el caso contrario, la madre querría a su hijo
interesadamente o
por interés. Otro ejemplo es decir que algo «sale de gratis», cuando basta decir «sale gratis.» En fin, «gratis » no necesita la preposición. Distinto es el caso, por supuesto, en que se dice que algo se da «de forma gratuita.»
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