Uno supone que luego del resonante triunfo obtenido por Thomas Green, et al, en el caso de Acevedo Vilá ello ha inducido a Reimundo y todo el mundo a buscar sus servicios legales. De manera que no se le debe hacer mucho caso al Contralor con sus «majaderías» de exigir que haya un contrato para que se pueda facturar y que se justifiquen las facturas por bagatelas de $12 mil en el presupuesto de la AEE. Hombre, un talento jurídico de esa naturaleza hay que pagarlo a cualquier precio. Hasta Fortuño lo reconoce así, renovando el contrato entre ese bufete y el Banco Gubernamental de Fomento.
«Es mejor caer en gracia que ser gracioso.»
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