No es posible permanecer impasible ante la denuncia de una demora en resolver en el Tribunal Supremo que, de alguna manera, está vinculada a la tragedia de Las Piedras. El mero lapso de cuatro años y medio resulta inexcusable, sobre todo cuando se da en el foro que dirige el Juez Presidente, quien tantas veces le ha pedido a la abogacía y al resto de la judicatura puertorriqueñas que colaboren para evitar las dilaciones irrazonables en la atención de los asuntos judiciales. La reducción en su plantilla no puede ahora alegarse para justificar una tardanza como ésta, pues se ha dicho en más de una ocasión que se podía funcionar con el actual número de jueces. Por otro lado, este caso, por ejemplo, está sometido desde mucho antes de las renuncias y muerte que mermaron la composición del Supremo, por lo cual no procede esa "coartada."
Creo - y lo he dicho antes muchas veces - que el Tribunal necesita agilizar el despacho de los casos, siendo más breve en sus opiniones y sentencias. Se escribe demás. Estoy seguro de que avanzarían muchísimo, si no hicieran una "tesis doctoral" para resolver cualquier cosa. Pero, claro, yo soy un mero mortal...
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