La reciente condena del entrenador atlético de "grandes" velocistas de Estados Unidos, por haberle suplido sustancias prohibidas, con miras a mejorar su rendimiento en la pista, pone de manifiesto cuán podrido está el deporte norteamericano, incluso aquella parte que, supuestamente, era la más pura, como la de los eventos de pista y campo. Los americanos han disfrutado durante mucho tiempo de la hegemonía en la pista, sobre todo en los eventos de velocidad. Ahora sabemos que muchas estrellas eran fugaces, "embaladas" con esteroides anabólicos y hormonas de crecimiento humano. Ese paseo triunfal arropados con su bandera, luego de los triunfos que los llevaron a ganar tantas medallas de oro, ha terminado en el tribunal y en el presidio.
Y si no caen más en esta redada es porque el periodo prescriptivo para encausar por estas violaciones es ocho años, algo que, a la luz de estos acontecimientos recientes, ya se habla de revisar. Igualmente significativo es el hecho de que la sentencia típica para un primer ofensor en esta clase de casos es menos de un año. Así que para los Marion Jones, Tim Montgomerie y Antonio Pettigrew de la pista, el riesgo no es tan malo. Lo importante es brillar, aunque sea por un momento, en el firmamento atlético, y después decir: "I'm sorry I made a mistake", que en español significa: "Lamento que me atraparan."
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