viernes, 2 de mayo de 2008

Otro Filiberto

El gobierno de Estados Unidos acaba de admitir formalmente que fue negligente al negarse a darle tratamiento médico adecuado a un confinado que, posteriormente, murió de cáncer. El individuo de 36 años era un inmigrante ilegal de El Salvador, que estaba confinado por un delito de sustancias controladas. En otras palabras: no era "gente", a los ojos de las autoridades federales. Cuando informó que tenía una masa dolorosa en el pene, le dieron unas pastillitas para el dolor durante los 11 meses que duró su cautiverio. Al soltarlo, era hombre muerto.

Esta es la misma actitud desplegada por el FBI en el caso de Filiberto. Para los americanos, los que vivimos south of the border somos expendables. Pero, hay muchos que son hijos del maltrato, y siguen lamiendo las botas del opresor.

1 comentario:

Lourdes M. Collazo (Lulu) dijo...

"Para los americanos..." Lamentablemente el Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha buscado el subterfugio ideal para distinguir entre los ciudadanos que son naturalizados, los que nacieron en Estados Unidos y los que nacimos aquì, entre otros. Por obra y virtud de una legislaciòn no somos americanos en el sentido extricto de la palabra y no estamos cobijados en ese mismo sentido por los preceptos constitucionales que salvaguardan los derechos de que gozan los "ciudadanos". ¿De dònde nace nuestra ciudadanìa? ¿de una ley que puede ser derogada? el virazòn que le diò el Tribunal Supremo a nuestra clase de ciudadanìa, que a todas luces no provee para la igualdad. O sea, somos expendables, hijos del maltrato y del capricho del opresor.