Algo anda mal en la administración de la justicia penal de nuestro país, cuando una orden de arresto de enero de 2006 contra un conocido empresario cafetalero no puede ser diligenciada, y se depende de que el individuo se entregue casi dos años y medio después. Tal parece que el dueño de Yaucono fue alumno aventajado en Clandestinaje 101 con Filiberto Ojeda de profesor. Creo que el país merece una explicación de por qué no se le pudo localizar en todo este tiempo. ¿O es que ni siquiera lo buscaron?
Este caso - sonado, por su protagonista - es uno de muchos, en que los tribunales reclaman la presencia de alguien, sea por arresto o citación, y esa persona nunca "aparece." Los policías y los alguaciles no pasan mucho trabajo buscando, sobre todo si se trata de asuntos o delitos que no son muy graves. Como hay tantos casos pendientes, ésos caen en una especie de limbo procesal, y se pasa a atender los que están "completos." Así se manipula el sistema, y aquí paz y, en el cielo de las estadísticas judiciales, gloria.
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