miércoles, 29 de febrero de 2012

¡A toda máquina!

La norma general de que todo lo que no está prohibido está permitido obliga al Estado a identificar con suma precisión las conductas que estima lesivas al interés público, para prohibirlas específicamente. El uso irresponsable de los vehículos «todo terreno» es un ejemplo de una práctica que se ha convertido en un problema de salud y seguridad públicas, que, por falta de visión, no ha sido atendido adecuadamente.

Muy ingenuamente, el Estado creyó que resolvía el problema prohibiendo que dichos vehículos transitaran por las vías públicas. Pero, hombre, es que la naturaleza de los vehículos, al ser «todo terreno» anticipaba lo que habría de ocurrir: la gente los usaría fuera de calles y carreteras, pero de una forma igualmente temeraria. Entonces, lo que había que prohibir era la conducción de dichos aparatos de manera descuidada y con abierto menosprecio de la seguridad propia y ajena, independientemente de dónde ello se llevara a cabo. La falta de visión en este asunto quedó demostrada cuando hace tres años se propuso una ley para disponer, tímidamente, el uso de aditamentos de seguridad para los conductores de esos vehículos, y ni siquiera fue discutida ampliamente en la Asamblea Legislativa, a pesar de que ya se observaba un aumento significativo en accidentes y los costos de atenderlos. El «fundamento» que se ofreció en ese momento fue el de que se trataba de algo que ocurria en propiedad privada y no estaría sujeto a fiscalización de las agencias del orden público. ¡Como si la propiedad privada impidiera toda regulación de la conducta dentro de ella!

Ahora, tres años después, vemos que el problema ha hecho crisis, por la inacción legislativa, basada en una idea errónea del poder del Estado para velar por el bienestar general.

martes, 28 de febrero de 2012

«Recadero» del español

De la misma forma en que, como hemos visto, parecen raros algunos verbos que toman como base un sustantivo, hay palabras  que nos suenan extrañas, al nombrar a quienes realizan alguna actividad o función, o tienen algún oficio. Porque eso de que quien lleva recados sea un recadero o recadista luce como un invento. Así también que el que rifa algo sea un rifador.

Y, volviendo a los verbos, todos sabemos que por «calle» puede decirse «rúa», aunque no es lo usual. Pero, de eso a que caminar, cabalgar o en ir en coche por ella sea ruar le zumba la manigueta.

¡En fin, este español no lo reconozco!

lunes, 27 de febrero de 2012

El triunfo de Garzón

Hay que celebrar que, en medio del revanchismo contra Garzón, algo de justicia se le hace en el cargo gravísimo de haber abusado de su autoridad judicial al haber ordenado la exhumación de cadáveres de fosas comunes en la época franquista. Los franquistas se aferraban a una ley de 1977 que muy ladinamente aprobaron para «enterrar» sus crímenes. Ahora queda validada la posición del exjuez Garzón, haciendo a un lado un estatuto que no puede sostenerse en un país civilizado. Garzón supo poner la Justicia por encima de la Ley, cuando ésta está dirigida a concretar la impunidad. Afortunadamente, el Poder Judicial español se ha reivindicado, exonerándolo.

domingo, 26 de febrero de 2012

«Quistándome»

Sigo con los verbos «raros». Aunque puedo entender que quien elabora quesos sea un «quesero» y donde los prepare sea una «quesería», que el hacer quesos sea quesear me parece demasiado. Aunque soy enemigo de los circunloquios, y favorezco la economía expresiva, a veces es mejor utilizar una frase que describa una acción, que un verbo tan ridículo como éste.

La existencia de un sustantivo da lugar a otras palabras relacionadas, que resultan curiosas.  «Quiniela», por ejemplo, tiene varias acepciones relativas a juegos de azar o deportes en los que se apuesta. Apuesto a que usted no sabía que puede decirse quinielero, quinielista y quinielístico.


Entonces, si «quiste» es algo malo o negativo, ¿cómo es que quistarse es hacerse querer o llevarse bien con los demás?




sábado, 25 de febrero de 2012

Una aclaración matizada

Un apreciado amigo y colega me ha llamado la atención sobre la inexactitud de mi señalamiento acerca del estado de derecho en relación con el término que hay para presentar a un arrestado ante un juez. Es correcto que el Tribunal Supremo de Puerto Rico decidió en 2006 que hay un lapso de hasta 36 horas para ello, pero hay matizaciones y precisiones que apuntar al respecto.

En primer lugar, se trata de un caso en que, sin mayor análisis y justificación, se adopta como autoridad y precedente una decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos, a los efectos de que es jurídicamente permisible retener a un arrestado 48 horas sin ponerlo a disposición del tribunal. Entendiendo excesivo ese término, nuestro TS lo reduce a 36 horas, sin mayores explicaciones de la razonabilidad de este término, el cual luce, francamente, excesivo para la realidad de nuestro país.


En segundo lugar, el caso reitera la norma general que debe llevarse al arrestado sin demora innecesaria ante un magistrado, lo cual el Tribunal reconoce que en la inmensa mayoría de los casos significa inmediatamente que se completen los trámites incidentales al arresto. Lo que el caso decide es que, en circunstancias extraordinarias, ese proceso podría tomar hasta 36 horas, sin que ello vulnere los derechos del arrestado. Por lo tanto, no debe entenderse que la Policía y la Fiscalía tienen la potestad irrestricta, en cualquier caso, de retener a un arrestado durante 36 horas antes de llevarlo a una vista de causa probable para el arresto.

Por lo que se sabe hasta ahora, en el caso del representante Ferrer, resulta difícil  visualizar cuáles hayan podido ser las «circunstancias extraordinarias» que justificaran la demora prolongada.


viernes, 24 de febrero de 2012

De un viejo pipiolo

Todos hemos conocido hombres cuyo tono de voz es parecido al de una mujer, con lo que ello tiene de mortificación para el hablante y hasta de equívoco, cuando se habla por teléfono en ciertas circunstancias. Lo que estoy seguro no es muy conocido es que existe una palabra para describir a esos hombres de voz afeminada: palabrimujer, que parece una broma pero no lo es.

Por otro lado, siempre he supuesto que la caída del pelo tampoco es broma. Hombres y mujeres hacen lo indecible por evitarlo, disimularlo y corregirlo, pero que ello sea una pelonía -- con lo mucho que se parece a felonía --  me parece exagerado, pues lo eleva a la categoría de delito, cuando la calvicie es suficiente castigo.

Por último, yo creía que pipiolo era un puertorriqueñismo, que describe a los adeptos al Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) como yo, pero me equivoco. Supongo que quienes no nos quieren bien estarán de acuerdo con la definición de «principiante, novato e inexperto», nada de lo cual nos define como participantes de la vida política de nuestro país.


jueves, 23 de febrero de 2012

Un extraño proceder procesal penal

El caso del representante Héctor Ferrer presenta -- más allá del morbo público -- interesantes consideraciones jurídicas. La primera es su situación procesal penal, es decir, en calidad de qué permanece detenido en un cuartel de la Policía algunas 14 o 15 horas después del incidente con su esposa cuyos visos no están del todo claros. En nuestro sistema, la policía puede detener a una persona brevemente con fines investigativos; de lo contrario, para retenerla, la tiene que arrestar, si tiene «motivos fundados para creer que ha cometido un delito». Pero, si la arresta, la tiene que llevar «sin demora innecesaria» ante un magistrado, para validar el arresto. Eso no ha ocurrido aquí. Ferrer está privado de su libertad, pero se sigue hablando de que está «detenido», algo que, en estas circunstancias, es improcedente en Derecho.

Llama poderosamente la atención que su abogado -- un experimentado colega -- haya permitido que situación tan anómala se prolongue tanto tiempo, sin haber hecho las gestiones básicas para que se libere a su cliente. Algo extraño ocurre, cuando abogado y cliente -- quien también es abogado -- han consentido una desviación tal del procedimiento penal, que, a la vez, se ha convertido en un bochornoso espectáculo público.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Olismeando en el diccionario

No sé ustedes, pero gozo muchísimo con estas palabras un tanto alocadas que surgen a cada vuelto de página del diccionario. Porque que eso de dejar el trabajo y dedicarse al ocio sea ociar es una maravilla digna de figurar en cualquier texto de incredulidades o, al decir de mi amigo y socio, Hiram Sánchez Martínez, «inveracidades».

Por su parte, las feministas a ultranza -- que no hay de otras -- tienen que estar de plácemes con oficiala, que suena feísimo y disparatadísimo, pero significa «mujer que se ocupa o trabaja en un oficio» o en una oficina, algo que sorprende, pues uno pensaría que se trata del femenino de oficial militar, por ejemplo.

Y ¿qué les parecen olismear y olisquear, con el significado de husmear, curiosear?

Como para «olismearse» de la risa...

martes, 21 de febrero de 2012

"Senator Rivers"

He dicho antes que en Puerto Rico se legisla, necesaria o innecesariamente, para conformar nuestro estado de Derecho con el de Estados Unidos. Ciertamente, el régimen colonial nos obliga a que nuestro ordenamiento jurídico sea acorde con el de la metrópoli. Por otro lado, el mimetismo cultural y la pereza intelectual nos lleva a copiar lo que se hace allá, pues siempre se tiene como modelo a seguir.

El senador Carmelo Ríos -- quien se inauguró en la política puertorriqueña admitiendo que cambiaba de partido porque no le proporcionaban un empleo -- propone una nueva Ley de Armas predicada en el concepto constitucional americano de la Segunda Enmienda, que tiene sentido allá pero no acá. Ríos demuestra su anexionismo, pero sobre todo su ignorancia, cuando pretende incorporar esa doctrina jurídica que le ha servido tan mal a Estados Unidos, para establecer un derecho casi absoluto a poseer armas de fuego de fácil obtención y sin límite de número. Algo así hace pensar que él debe estar en la lista de donativos políticos de la National Rifle Association, entidad americana que se empeña en perpetuar la «ley del revólver» en ese país.

Esperemos que haya gente dentro de su propio partido que tenga los dos dedos de frente que le faltan a Ríos, y que esta propuesta no pase de ser una burrada sin consecuencia.

lunes, 20 de febrero de 2012

«Neceando»

Sigo en este capítulo de curiosidades idiomáticas. Lo de los verbos raros no tiene nombre. Solo a un necio se le ocurriría que necear pueda ser un verbo real que signifique «decir necedades». Pero, así es, aunque yo no lo recomendaría, para no arriesgarse a pasar por...necio.

Acá en el Caribe, donde gustamos mucho de la poesía negroide, hemos vivido creyendo que negrota es una negra grande, inmortalizada por Luis Palés Matos y Fortunato Vizcarrondo en sus versos. Pero, no es así. Sucede que es una palabra germánica que significa «caldera de la cocina». No entiendo por qué tienen que meterse los alemanes en estas cosas, ya que, además, su cocina deja mucho que desear.

Y si de un término estrambótico se trata, ¿qué les parece niquiscocio, con el significado de negocio de poca monta?

domingo, 19 de febrero de 2012

¡Qué Familia!

Resulta, cuando menos, irónico y desmoralizante que una agencia gubernamental encargada de un asunto viole precisamente la normativa relacionada con dicha cuestión. Es en este sentido que lo que ocurre en el Departamento de la Familia con relación al centro de cuido de niños para beneficio de los empleados sea alarmante. Que dicho centro -- ubicado en las propias instalaciones de la oficina central -- carezca de la licencia que el propio Departamento otorga es tragicómico, y apunta a un desmadre administrativo que hace tiempo se advierte en esa dependencia gubernamental en muchos otros renglones.

La facultad de licenciar establecimientos para cuido de ancianos o de niños es una de las más delicadas e importantes de la encomienda institucional del DF. Han sido muchas las controversias surgidas en torno de ella. ¿Con qué autoridad moral puede la agencia exigir el cumplimiento estricto de reglamentos, cuando se halla a sí misma en falta tan grave?

Como suele suceder en estos casos, el amiguismo y el favoritismo explican lo inexplicable. Todo parece indicar que haber puesto este centro, primero, en manos de una persona poco capaz y luego, de otra cuyo único «mérito» es el parentesco con una influyente figura del gobierno lo llevó a este desaguisado.

Quizá pensaron que, como éste es el Departamento de la Familia...

sábado, 18 de febrero de 2012

El diccionario de un borracho

La forma de escribir las palabras cambia con el tiempo; de ahí que se registren casos que ahora nos resulten extraños y hasta risibles. Melancolía y sus derivados tienen antecedentes en malencolía, malencólico, malenconía, malencónico y hasta malenconioso, todos los cuales una vez fueron correctos y ahora parecen escritos por borrachos.


¿Y qué me dicen de un verbo como miañar, que equivale a «maullar», supongo que por lo que tiene de «miau», forma onomatopéyica del sonido que emiten los gatos?

Que alguien me explique cómo es que mollinear, mollino, mollizna, molliznar y molliznear tienen que ver con «llovizna» y su parentela...

viernes, 17 de febrero de 2012

¡Seguro que no!

Esperemos que se sostengan las anunciadas multas y sanciones a la aseguradora MCS, por haber dejado al descubierto a tantos pacientes del plan de salud del gobierno. Por todo lo que se sabe, la empresa actuó festinadamente, no solo obviando las disposiciones de la Carta de Derechos y Deberes del Paciente, sino de la obligación contractual de dar aviso oportunamente del retiro de cubierta.

La salud es un derecho fundamental del ser humano, que no es admisible desatender intempestivamente por consideraciones económicas o disputas contractuales. Estipulado que es legítimo cobrar por los servicios de salud y su aseguramiento, no se trata de una mercadería sujeta a los procesos ordinarios de las cosas que están en «el comercio de los hombres». Hay, pues, que observar un rigor particular a la hora de tomar acciones que pongan en peligro la salud humana.

Más allá de este caso, es importante enviar un mensaje claro y contundente de que no se va a tolerar que la arrogancia corporativa continúe dictando pautas en el país en cuestiones de gran interés público y del bienestar general de nuestro pueblo.

jueves, 16 de febrero de 2012

«Loqueando»

El lenguaje coloquial tiene muchas palabras graciosas que comunican de manera gráfica -- y casi siempre burlona -- lo que se quiere decir. Parece un invento pero ahí tenemos el término lameplatos, con el doble significado de «goloso» o «quien se alimenta de sobras», no se aclara si por gusto o por necesidad.

Que vender algo por libras sea librear da ganas de reír y de llamar a la Real Academia Española para que dejen la broma de poner esta clase de verbos en su Diccionario, pues la gente le va a perder el respeto a la venerable institución.


Y cosas como éstas llevan a uno a pensar que la RAE se ha dedicado a loquear, es decir, a hacer locuras, por lo que no debemos tomarla muy en serio. 

miércoles, 15 de febrero de 2012

La «justicia» imperial

Solo quienes, tontamente, creen en el muy cacareado fair play americano pueden estar sorprendidos con el fallo del Tribunal de Apelaciones del Primer Circuito en Boston que desampara a los viequenses en su reclamo contra la Marina imperial. El fundamento es el viejo y desacreditado --por injusto-- concepto de la inmunidad del Estado, con base en tiempos de monarquías absolutas: "The King can do no wrong." Los americanos, que hartan con su jactancia de demócratas, recurren a un principio medieval para defenderse de una petición de reparación de agravios contra su Marina de guerra.

El mito de la independencia judicial se viene abajo con dictámenes como éste. En muy contadas ocasiones los tribunales federales le fallan en contra al gobierno en cuestiones de seguridad nacional o que afecten a sus fuerzas armadas. Mucho menos para favorecer a una gente pobre y prieta en una islita del Caribe. El juez Torruella, creyente en la anexión y miembro del panel que vio el caso, ha disentido vehementemente. Como puertorriqueño que conoce el caso de Vieques de primera mano, se le cae la cara de vergüenza ante esta decisión. Esa nación que tanto admira le da un portazo en la cara a unos compatriotas suyos que sufrieron 60 años de bombardeos de práctica y contaminación, y ahora de la negativa a reparar los daños.

Él vive en la entrañas del imperio y lo conoce, pero, de vez en cuando, se le atraganta su prepotencia.

martes, 14 de febrero de 2012

¡Jesús, qué juzgaduría!

¡Qué muchas palabras inverosímiles y raras pero correctas! Algunas son muy útiles, y le dan cierto pique a la lengua. Por ejemplo, sobre toda esa gente beata que se la pasa mañana, tarde y noche mencionando a Jesús, ahí está el verbo jesusear, de sesgo crítico y, para algunos, hasta blasfemo.

Y hablando de exageraciones, si usted es de los que gustan de prendas de gran tamaño y dudosa elegancia, con toda seguridad, no compra una joya sino un joyón, aumentativo que parece un chiste pero no lo es.

Finalmente, ahora que los jueces están en la picota en nuestro país, su juzgaduría, es decir, su dignidad de juez queda impugnada y a resultas de investigaciones que no paran.

lunes, 13 de febrero de 2012

«Reunidos en [otro] nombre»

El Tribunal Supremo del Reino Unido ha decidido que, habida cuenta de la separación entre Iglesia y Estado, no es propio realizar las invocaciones religiosas al comienzo de las reuniones de los concejos municipales, ni siquiera incluirlas como asunto en la agenda ni en las actas. La realidad es que esta costumbre está bastante --demasiado, diría yo -- extendida, y no hay reunión o reunioncita sin una invocación. Creencias aparte, me parece que este asunto se ha relajado; creo que, en todo caso, debería dejarse para actos de alguna importancia o solemnidad, no para cualquier «bautizo de muñeca».

Lo cierto es que nada impide que los creyentes oren o recen todo lo que quieran antes y después de las reuniones. Lo que no deben -- y ahora no pueden en territorio británico -- es someter a los demás a un acto que, por piadoso que sea, surge de un convencimiento que no todos comparten. ¿O acaso la única libertad de conciencia que cuenta es la suya? (Nada digo de algunas invocaciones tan largas y malas que son dignas de la condenación eterna.)

En fin, en las reuniones y otros asuntos del César no se debe mezclar de manera ostensible la fe; para las cosas de Dios hay lugares de culto -- que no escasean --  y la casa de cada cual.

domingo, 12 de febrero de 2012

Otras que parecen pero no lo son

«Las apariencias engañan» también en el lenguaje, como vamos viendo últimamente en este espacio. Por ejemplo, cualquiera diría que iludir es eludir mal escrito, pero no es así. Tiene su «certificado de ciudadanía» lingüística, con el significado de «burlar», que algo tiene de «eludir».

Otro verbo que parece improbable es infernar, que, para algunos creyentes, es causar la condenación del alma, y para los descreídos, fastidiar y mortificar en el plano puramente terrenal.

Y en este mundo de tantos «ismos», para que no falte, tenemos intrusismo, con el significado de una intrusión muy particular, la de ejercer una profesión sin estar autorizado para ello, algo de lo que me podrían acusar los lingüistas debidamente certificados.

sábado, 11 de febrero de 2012

Mentores del mal

Tal parece que la presencia prolongada de Estados Unidos en Irak le ha servido a los iraquíes para «doctorarse» en la burla del estado de derecho, tan bien practicada por los americanos. Así surge de la denunica de Human Rights Watch, la cual señala que, en lo que va de año, en Irak se han registrado 65 ejecuciones como pena de muerte. Lo peor de todo es que el sistema judicial de ese país acepta, como si tal cosa, las confesiones que se logran por tortura. Y si alguien tiene duda de la influencia estadounidense en este rollo, aquí tiene este otro dato: los iraquíes se han procurado una prisión secreta, para hacer y deshacer con los detenidos, sin tener que dar cuentas a entidades internacionales como la propia HRW.


No es que los iraquíes fueran un dechado de virtudes democráticas y jurídicas antes de la invasión americana, pero hay demasidas coincidencias entre lo que hacen y los malos ejemplos de Estados Unidos que el mundo conoce. No hay que olvidar que USA es uno de los pocos países tercamente aferrados a la pena de muerte, que con la infame Patriot Act se ha dado permiso para torturar, y que puso de moda los centros de detención secretos -- preferiblemente en el extranjero -- para burlar el derecho nacional e internacional, negando los derechos más básicos de detenidos que ni siquiera llegan a la categoría de imputados, mucho menos de acusados.

Con un cinismo así de monumental de ejemplo cotidiano, no en balde los iraquíes se han animado a seguirlo.

viernes, 10 de febrero de 2012

«Haiga», de veras

Los que hablamos y escribimos bastante bien sentimos cierta incomodidad ante las incorrecciones ajenas, sobre todo cuando ocurren en público. En Puerto Rico es muy frecuente escuchar la palabra haiga, por «haya», en boca de campesinos o citadinos de poca escolaridad. Curiosamente, «haiga» existe y significa «auto grande y ostentoso». Claro que, seguramente, quienes la usan desconocen este término en desuso, pero resulta  interesante que tiene su lugar legítimo en el léxico.

Igualmente curioso resultan dos vocablos relacionados con la hermandad, real o por afinidad. Tratar a alguien como si fuera hermano es hermanear, y nacerle a uno un hermano es hermanecer.Va sin decir que se oyen muy disparatadas y feas, pero, aunque en desuso, no son incorrectas.

Estas y otras voces extrañas figuran bastante hurtiblemente, es decir, a escondidas  u ocultamente en el amplio vocabulario antiguo de la lengua española.


jueves, 9 de febrero de 2012

Contratos 001

Dejando a un lado mi discrepancia ideológica con el senador García Padilla -- a él le gusta la colonia y yo la aborrezco -- en el plano estrictamente jurídico, el hombre que aspira a gobernar a Puerto Rico a partir de enero de 2013 ha dado una muestra lastimosa de desconocimiento de algo que resulta elemental. Tratando de aprovechar el momento en que el gobierno va cediendo a la lógica aplastante contra el gasoducto, el licenciado García Padilla «exige» que se devuelva el dinero desembolsado en este proyecto. Basándose en su experiencia como Secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor, ha tomado como ejemplo la situación del dueño de una casa que manda a poner unas lozas y el trabajo no se hace, lo que da base a una reclamación.

Sorprende la analogía, por lo inapropiada. En el caso al que se refiere, solo procedería la devolución del dinero, si el contratista incumple su deber. Pero, si el dueño de la casa manda a parar la obra, por voluntad propia, el contratista no estaría obligado a rembolsar el dinero. En el caso del gasoducto, el gobierno parece haber decidido dejar la obra. De la única manera que un contratista tendría que devolver los fondos que se le hayan pagado es si no ha hecho el trabajo por el que se le pagó. El cambio de parecer del gobierno no es fundamento para exigir devolución de pagos.

Si esta es una muestra de la capacidad administrativa y jurídica del senador, Dios nos coja confesaos, si triunfa en noviembre, pues meterá al gobierno en pleitos innecesarios, temerarios y perdidosos.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Gramatiqueando

En estos días, cuando se cuestionan ciertos gastos de funcionarios de alto nivel, conviene conocer unas palabras que, aunque lucen raras, podrían ser aplicadas a estos asuntos. Así tenemos gastivo, gastizo y gastoso, todas significando «que gasta mucho», algo inherente a quien, como nuestros políticos, usa el dinero de los contribuyentes con una gran liberalidad.

Y ahora que hablamos de gobernar, no vendría mal alguien a quien aplicarle el término gobernoso, es decir, que gusta o tiene aptitud para tener sus asuntos bien ordenados. Aunque suena feo, por alguien así se debe votar en noviembre, a ver si endereza la cosa pública.


Como soy consciente de que alguna gente se molesta con estas cosas que escribo, supongo que, si supieran, me acusarían de gramatiquear o de gramatiquería, vocablos despectivos para lo que hago en este espacio, pero que no me ofenderían ni mucho menos me desanimarían en este empeño. 

martes, 7 de febrero de 2012

El deo de la DEA

Resulta interesante  y significativo que unos agentes puertorriqueños hayan demandado a la Drug Enforcement Administration por discrimen en el empleo. La DEA -- parte de ese mítico sistema investigativo americano --, se dice, privilegia a los agentes continentales, pagándoles más y concediéndoles beneficios que no están disponibles para los isleños. Más que eso, se alega que el trabajo más peligroso -- como el de encubiertos -- está reservado para los boricuas.

Veremos qué logran probar nuestros compatriotas, pero me imagino que los federales -- quienes, por supuesto, van a «jugar en la cancha» de su tribunal en San Juan -- plantearán dos defensas obvias. La primera es que se justifica un diferencial de sueldo para los americanos de verdad, que tienen que venir al «tercer mundo», dejando atrás por un tiempo ese Edén del que proceden. La segunda es que, lógicamente, son los agentes puertorriqueños quienes, por su aspecto y conocimiento de las costumbres, pueden hacer mejor el papel de la gentuza que se dedica al narcotráfico.

En fin, no me sorprendería que se trate de la «crónica de una demanda desestimada».

lunes, 6 de febrero de 2012

Sigue el relajo...

Sigo compartiendo los términos sorprendentes, que parecen disparates pero no lo son. Cuando vi que existe familiatura, pensé que se había inventado para referirse a la costumbre política de emplear familiares en la Legislatura. Y no estaba muy lejos de la verdad, pues la palabra, que se remonta a la época de la Inquisición, tiene algo que ver con el empleo de familiares en el ámbito religioso.

En ese mismo contexto de la fe, aparecen las extrañas voces fervorar y fervorizar, obviamente relacionadas con el ardor con el que se siente la convicción religiosa.

Y cierro con el vocablo firmón, aplicado a quien firma descuidadamente o sin escrúpulo un documento ajeno, que el diccionario ejemplifica con la frase abogado firmón, habida cuenta de la mala fama -- justa o injusta -- que tenemos los abogados.

domingo, 5 de febrero de 2012

Una cuestión de fe

La separación entre la Iglesia y el Estado es un valor fundamental en una sociedad secular y pluralista. No es una expresión de animosidad gubernamental hacia la religión, sino un deslinde de campos para evitar que, de un lado, haya una injerencia contraria a la libertad de culto y, del otro, una imposición de criterios sectarios.

Esa separación supone que el Estado no puede favorecer económicamente a las iglesias ni contribuir a su mantenimiento directamente. Por ello, las iglesias han buscado la forma de recibir fondos públicos mediante el establecimiento de programas de asistencia social que, aunque se consideran parte de su labor pastoral, no son de estricto corte religioso.

Es con respecto de esta vertiente del desenvolvimiento de la actividad eclesial que surge la controversia de hasta dónde puede el Estado imponerle normas de aplicación general relacionadas con el empleo y sus beneficios concomitantes. La cubierta de métodos anticonceptivos dentro del plan de salud de empleados de entidades asociadas con iglesias es una de esas controversias. En Estados Unidos, el gobierno federal ha dispuesto esa norma, y el sector religioso la rechaza, por considerar que vulnera su libertad de conciencia.

La Iglesia nunca ha sido tímida, al aprovechar las ventajas del César, mas siempre ha buscado que se le exima de las obligaciones que ello conlleva. La solución es sencilla: no acepte fondos públicos, y así no tendrá que someterse a los requerimientos que le son inherentes.

¿O acaso ya no se cree en que «Dios proveerá»?

sábado, 4 de febrero de 2012

Más rarezas

El desuso registra formas que ahora nos resultan cómicas o extrañas. Por eso, la palabra eficacidad nos mueve a risa, ya que estamos acostumbrados a eficacia. Pero, la primera sigue ahí, para quienes gusten de los arcaísmos.

Al otro lado del espectro temporal, la informática nos ha obligado a inventar términos para entendernos en este nuevo mundo. De ahí que emoticón y emoticono -- esos simbolitos que todos conocemos -- han hecho su entrada, con «carita feliz», al diccionario.

Y, si de bromas o equívocos se trata, qué mejor que la voz encambronar, que lejos de estar mal escrita y significar lo que usted cree, se trata de cercar un terreno con arbustos o hierros.


jueves, 2 de febrero de 2012

La verdadera crisis constitucional

No hace falta insistir en que la actuación de la mayoría del Tribunal Supremo de Puerto Rico es inconstitucional o, cuando menos, ultra vires, y que merece el repudio general del país. Pero, lo que debería consternarnos verdaderamente es que se hable de buscar el amparo del Tribunal Supremo de Estados Unidos en este asunto. He escuchado y leído declaraciones de independentistas de cierta prominencia en las que consideran esa posibilidad. Hacerlo sería validar la jurisdicción de ese país en el nuestro, y declararnos en quiebra intelectual y moral para resolver este problema.

Así no se hace patria. Los puertorriqueños tenemos que resolver nuestros problemas, por una vía o por otra. No debemos correr a Washington; ni a la Casa Blanca, ni al Capitolio ni al Tribunal Supremo a buscar remedio a nuestros males, mucho menos con base en la ignominiosa Ley 600, que pretendió validar la colonia por consentimiento.  Aunque es muy improbable que el Supremo federal atienda un recurso de esta naturaleza, su mera presentación es una claudicación de la puertorriqueñidad como nacionalidad separada e institucionalmente sólida. Que los anexionistas vean con buenos ojos algo así es entendible; que los llamados soberanistas y uno que otro independentista lo hagan es trágico.

Prefiero una y mil veces que se consume la usurpación de funciones administrativas del Juez Presidente, a que aceptemos la usurpación mayor del coloniaje, suplicando que la metrópoli nos salve de nosotros mismos.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Eleto por deleto

Las sorpresas no cesan. El recorrido por el diccionario revela innumerables vocablos extrañísimos pero correctos. Confieso que jamás se me habría ocurrido que pueda decirse defendedero y defendedor, pues parecen obra de un hablante de otro idioma que incursiona en el nuestro.

Por razones distintas, debelación y debelar me habrían parecido incorrectas. Pero, lejos de ser una confusión de b por v, sucede que ambos términos se refieren al triunfo militar por las armas.


Y si de hablar de cosas derechas se trata, ahí está la voz derechero, que tanto cabe usarla en el contexto de la justicia como en relación con algo más pedestre, como una senda.


Finalmente, en esta época en que delete es parte de la lingua franca cibernética, encontramos deleto que, aunque en desuso, también significa quitado o borrado.